
El cementerio judío más antiguo de República Checa, se encuentra dentro del museo judío de Praga. En el barrio de Josefov, en el extremo del gueto de antaño, se ubica esta superficie tan pequeña. En ella se calcula que hay en torno a 100.000 cuerpos enterrados. Todo ello en una disposición de hasta doce niveles de tumbas, ya que según el «Halajá «, la ley judía, todos han de ser enterrados en territorio judío.
Historia del cementerio judío de Praga
En hebreo, cementerio se dice «Beit Hajaim«, y se traduce literalmente como «casa de la vida». Es un lugar que no puede faltar en ninguno de los lugares donde resida la comunidad judía.
El origen de este viejo cementerio judío no está del todo claro. Hay expertos que consideran que su origen se remonta al siglo V, en el comienzo del gueto, pero hay otros que lo estiman de forma más tardía, ya en el siglo XV. No en vano, la primera lápida que se conserva data de 1439, la del poeta Avigdor Kara. Sus funciones como cementerio se prolongarán hasta bien entrado el siglo XVIII. La última lápida data de 1787, perteneciente a Moses Beck.

Jevrá Kedushá
Los encargados de depositar el cuerpo en la tierra son los miembros de la Jevrá Kedushá. Es la sociedad religiosa encargada de los entierros judíos. También conocida como la hermandad fúnebre, se encarga tanto de los rituales como de cuidar a viudas y a los huérfanos. Acompañar a una persona en el momento de su muerte es uno de los honores más importantes de la hermandad. Por eso no se admitía a cualquier persona, ya que se considera el acto de bondad más altruista, puesto que no se recibe agradecimiento ninguno por parte del fallecido.
La Jevrá Kedushá de Praga fue creada en 1564, y siguen las costumbres de los judíos Ashkenazí, es decir, los de Europa central y oriental.
Entierro de los judíos
El ritual para enterrar a los judíos se llama «tahará».
Preparación del fallecido
- El judío ha de ser enterrado como máximo 48 horas después de fallecer, para seguir el libro del génesis y cumplir la máxima de «En polvo eres y en polvo te convertirás«.
- El cuerpo del difunto se lava y se le envuelve en el «kitl«. Se trata de un sudario blanco, que todo judío recibe como regalo en su boda, para vestirlo en los actos religiosos más importantes, el cual se utiliza también para ser vestido por última vez.
- Pobres y ricos se entierran exactamente igual, en un acto sin música, sin flores y sin palabras grandilocuentes. Deben ser actos austeros.
Colocación de los cuerpos
- Los judíos son enterrados en directo contacto con la tierra. No hay ataúd. En determinados países por ley, o por costumbre de otras ramas de judíos, sí que se utiliza un ataúd o caja. pero a la base de la misma se le realizan agujeros, o es tan fina que al dejarla caer desde cierta altura se parte, y deja entrar la tierra.
- Por ley, los judíos no pueden ser enterrados uno encima de otro, a no ser que se trate de la esposa o descendencia directa, o pasen 49 años entre el entierro de una tumba y la siguiente. La forma que tiene el Talmud de decir «para siempre» es «siete veces siete», y lo siguen al pie de la letra. En el caso de Praga no fue posible por falta de espacio, pero siguen cumpliendo con la ley, ya que al final de libro sagrado hay un apunte que dice: «Toda regla de este libro ha de cumplirse, a no ser que exista una causa de fuerza mayor«. No les quedó más remedio.
- Las lápidas se colocan en el primer aniversario del fallecimiento, en el llamado día del «jahrzeit«. En el caso de Praga, el primer fallecido se coloca en la parte superior. Al colocar el siguiente nivel, se retira momentáneamente la lápida, se colocan como mínimo 60 cm de tierra entre cuerpo y cuerpo, y se vuelve a colocar la misma lápida con el siguiente nombre debajo del anterior.

Conmemoraciones a los judíos
Costumbres de antaño
La forma de conmemorar antaño a los judíos se realizaba en las lápidas. Generalmente, además de los nombres, se colocaban diferentes símbolos en las mismas. En este lugar sobrecogedor, se pueden observar, por ejemplo, lápidas con dibujos de pescados, unas tijeras o unas pinzas, dependiendo de los oficios, ya fueran pescadores, sastres o médicos. Pero también podemos encontrar elementos relativos a una familia o etnia particular, ya que hay dibujos de manos, referidos a los «Cohaním«, descendientes de los sacerdotes del templo de Jerusalem, o la tribu «Leví», representados con un cántaro.
Hay también lápidas más grandes, llamadas «ohel«, que cuentan más cosas sobre los fallecidos. En ellas, quedan representados los personajes más importantes dentro de la comunidad judía. Sin duda, el personaje más famoso enterrado en este cementerio es Judah Loew (Jehuda Löw ben Bezalel), conocido como el Rabino Löw, cuya lápida data de 1609. También se encuentran enterrados de esta forma el alcalde Mordechai Maisel, el rabino David Oppenheim, o el astrónomo David Gans.
Costumbre actual
Uno de los aspectos más importantes de este impactante escenario, es la ausencia total de flores. Los judíos dejan piedras encima de las lápidas para conmemorar a los fallecidos. Esta costumbre se remonta a las antiguas diásporas. Cuando de camino fallecía un judío, se le enterraba y se le colocaba encima un montón de piedras. La intención es que el cuerpo no fuera profanado por animales. Los que llegaban de la siguiente diáspora, al ver las piedras, conmemoraban esa tumba dejando simplemente otra piedra.
En nuestros días, además de las piedras se suelen dejar notas debajo de las mismas. Simplemente a modo de conmemoración, se le escribe una cita al difunto.
Dónde está el cementerio judío de Praga
La entrada al cementerio se realiza desde la Sinagoga Pinkas, situada en la calle Široká . La salida del mismo da hacia la Sinagoga Klaus. Para acceder al mismo ha de comprarse la entrada conjunta del Museo Judío de Praga. Si necesitas más información puedes acceder a la web oficial del mismo. Te adelantamos eso sí, que la entrada se puede adquirir en cualquiera de las sinagogas.
Curiosidades del cementerio judío de Praga
- Podría ser el escenario perfecto de una película de zombies, ya que las lápidas se encuentran colocadas con absoluto desorden. Las raíces de los árboles han penetrado por los huecos del terreno, provocando asentamientos no uniformes, y arrastrando de lugar las lápidas hasta su colocación actual.
- El escritor italiano Umberto Eco, hace referencia al cementerio judío de Praga en su libro «El cementerio de Praga«. Trata de la creación de documentos falsificados, al estilo de «los protocolos de los sabios de Sion«, para permitir los pogromos antisemitas en una supuesta conspiración judeomasónica. El libro data de 2010 y fue un éxito de ventas.
- Una de las preguntas más frecuentes es si Franz Kafka se encuentra enterrado en este cementerio. La respuesta es que no. Su tumba se encuentra en el cementerio de Olšanské, llamado «Nový židovský hřbitov» (Nuevo cementerio judío). Si lo visitamos, encontraremos su tumba y la de su familia en la lápida número 21 – 14 – 21. Se encuentra muy cerca de la salida de metro de Želivského. (línea A, verde de metro).
- Se puede leer en muchos sitios, que Adolf Hitler quería realizar aquí un museo vivo de una raza extinta. Todo esto es mentira.